La taxonomía de la UE se aplica a las mismas empresas incluidas en la NFRD (Directiva de información no financiera) y establece, a todos los efectos prácticos, que todas las grandes empresas que cotizan en bolsa con más de 500 empleados deben informar sobre su puntuación taxonómica y compartir esta información con sus informes financieros.

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La taxonomía de la UE no exige un nivel de rendimiento en materia de sostenibilidad. Solo requiere que una empresa sea transparente sobre su desempeño mediante la selección de criterios en la taxonomía y, cuando corresponda, la clasificación de las actividades como sostenibles. La taxonomía clasifica a las empresas actividades como sostenibles y menos sostenibles. La transparencia brinda un mejor apoyo a la toma de decisiones para los inversores, los bancos, los fondos, los clientes y la propia empresa, al dirigir el dinero hacia una transición ecológica.

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